Imagínese esto: un edificio de gran altura en el corazón de una bulliciosa ciudad, las alarmas disparan mientras las llamas lamen las paredes. En ese caos de una fracción de segundo, el sistema de protección contra incendios entra en funcionamiento: el agua surge a través de las tuberías, los aspersores saltan y los hidrantes rugen a la vida. ¿En el corazón de todo? Una válvula de puerta humilde, haciendo en silencio. ..